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viernes, 17 de julio de 2009

He Trabajado En Vano



Un mensaje para todos aquellos que cargan un sentido de fracaso. Este es un mensaje para todo aquel que está viviendo bajo una carga de desanimo. Al mirar tu vida, estás desalentado sobre expectativas fracasadas. Sientes que no has logrado mucho en tu vida, y a la vez que el tiempo se escurre ves que muchas promesas no han sido cumplidas.

Por años has orado y orado, pero las cosas que creíste que Dios te habló no se han cumplido. Otros a tu alrededor parecen tenerlo todo bajo control, disfrutando el cumplimiento de muchas promesas, pero tu llevas un sentido de fracaso.

Al revisar tu vida, recuerdas todos los tiempos difíciles. Has conocido el rechazo y los sentimientos de no encajar. Has amado tanto al Señor, entregando cuerpo y alma para complacerlo, haciendo todo lo que sabias hacer. Sin embargo finalmente vino el momento en que te habías convencido, “He trabajado en vano. He gastado mi fuerza para nada. Todo ha sido inútil.” Ahora un sentido machacante se adentra, susurrando, “No has logrado la meta. No has sido nada efectivo. Tu vida es evidencia que no has hecho ninguna diferencia en este mundo.”

Si cargas con estos sentimientos de fracaso, entonces estas en buena compañía. Es más, estás parado entre gigantes espirituales.
Muchos grandes siervos de Dios a través de la historia han terminado
sintiendo que han fracasado en su llamado.

El profeta Elías miró su vida y lloró, “Señor llévame a casa. No soy mejor que mis padres, y todos te han fallado. Por favor, toma mi vida. Todo ha sido en vano” (parafraseado).

¿Y qué del Rey David? Estaba tan desalentado sobre lo que el creyó era una perdida de unción en su vida, que quería volar como un pájaro hacia un lugar desolado. “Oh quien tuviera alas como una paloma….” Entonces me iría muy lejos, y permanecería en el desierto” (Salmo 55:6-7).

Hasta el gran apóstol Pablo tembló con miedo al pensar que había gastado su vida como un obrero inútil. Le escribió a los Gálatas, “Temo que mi trabajo en vuestro medio haya sido en vano.” (Gálatas 4:11).

John Calvin, uno de los padres de la Reforma, tuvo la misma terrible experiencia. Dijo en su última hora, “Todo lo que he hecho no ha sido de valor… Los malvados gustosamente echarán mano de esta palabra. Pero lo repito otra vez: todo lo que he hecho no es de valor.”

Durante sus veintitrés años en el campo misionero, David Livingstone expreso las mismas dudas horribles que su ministerio fue todo en vano.

San Bernardo también soportó este terrible desaliento. Escribió en sus últimos días, “He fallado en mi propósito… Mis palabras y mis escritos han sido un fracaso.”

David Livingstone fue uno de los misioneros más útiles, sus logros reconocidos aún por en el mundo secular. Livingstone abrió el continente africano al evangelio, sembrando mucha semilla y siendo usado por Dios para despertar a Inglaterra a las misiones. Entregó cuerpo y alma para llevar una vida totalmente sacrificada por Cristo. continúa leyendo

Por: David Wilkerson.


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