Escrito por: AFP
OCOTAL, Nicaragua.- El derrocado Manuel Zelaya recorre desde el viernes la frontera entre Nicaragua y Honduras --cerca de la cual pasó la noche del sábado al domingo-- para exigir su restitución al gobierno de facto de Roberto Micheletti, que amenaza con detenerlo si entra al país.
Zelaya y el séquito de seguidores que lo acompañan pernoctaron en un hotel de la ciudad de Ocotal (226 km al norte de Managua), de donde este domingo tiene previsto partir de nuevo hacia el poblado fronterizo de Las Manos.
Mientras, el gobierno de facto extendió hasta las 18H00 locales de este domingo (00H00 GMT del lunes) el toque de queda en la zona fronteriza con Nicaragua para contener a los seguidores de Zelaya.
Éste anunció el sábado en Las Manos que se disponía a organizar la resistencia desde territorio nicaragüense, instalándose así en la frontera tras considerar fracasada la mediación iniciada el 9 de julio por el presidente costarricense Oscar Arias.
Por su parte, Arias afirmó en la prensa de este domingo que la presencia de Zelaya en la frontera "no ayuda a la reconciliación", aunque insistió en que cualquier acuerdo "pasa por restituirlo como presidente".
La decisión de Zelaya "no es el camino para la reconciliación", dijo Arias al diario español El País. La tensión aumentó el sábado en la frontera -donde unos 3.000 militares y policías resguardaban la zona, según dijo Radio Globo- cuando un hondureño apareció muerto en un camino rural y partidarios de Zelaya culparon a la Policía.
Periodistas de la AFP vieron el cadáver, con señales de golpes y heridas de arma blanca, tirado a un costado de un predio cafetalero.
El hombre, identificado por amigos como Pedro Madriel Muñoz Alvarado, de 23 años, "apareció con señales de tortura, de que fue ejecutado", agregó la emisora, uno de los pocos medios hondureños de línea crítica al gobierno de facto.
Un oficial de la Policía que no quiso identificarse reconoció ante periodistas que el hombre había sido detenido el viernes, pero dijo que fue por fumar marihuana y que había sido liberado después.
Zelaya consideró que la llave de su retorno está en manos de Estados Unidos, al que llamó a ejercer mayor presión sobre el gobierno de facto.
"Estados Unidos tiene que apretar", indicó, convencido de que el golpe militar que lo expulsó el 28 de junio del poder fue apoyado por el Pentágono.
Mientras, dos legisladores republicanos estadounidenses llegaron el sábado a Honduras y conversaron con Micheletti -cuyo régimen no es reconocido por Washington- retirándose luego de la Casa Presidencial sin declarar a la prensa.
Los legisladores Brian Bilbray (California) y Connie Mack (Florida) --que previo al viaje había dicho que "la salida de Manuel Zelaya no se produjo por un golpe"-- conversaron con Micheletti por una hora y media, dijo Rondey Moncada, del ministerio de Información del gobierno de facto.
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