Antes de que fueras concebido, te deseaba
Antes de que nacieras, te amaba
Antes de que tuvieras una hora de nacido,
hubiera muerto por ti
Este es el milagro del amor
Mamá siempre esta allí cuando la necesitas. Ayuda, protege, escucha, aconseja, y alimenta física y moralmente.
Se asegura de que su familia sea amada veinticuatro horas al año. Al menos así es como yo recuerdo a mi madre, los pocos años maravillosos que tuve la suerte de estar con ella. Pero no hay palabras que describan el sacrificio que hizo por amor a mi, su joven hijo.
Yo tenía diecinueve años cuando conducían a un campo de concentración con un grupo grande de otros judíos. Era evidente que estábamos destinados a morir.
De repente, mi madre ingreso en el grupo y cambio de puesto conmigo. Aun cuando esto sucedió hace mas de cincuenta años, nunca olvidare las ultimas palabras que me dirigió vi su mirada de despedida.
“Ya he vivido suficiente. Debes sobrevivir porque eres muy joven”, dijo.
La mayoría de los niños nace solo una vez. Yo nací dos veces… de la misma madre.
Fuente: Joseph C. Rosenbaum, Sopa de Pollo para El Alma de la Madre.
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